miércoles

Soneto I



Deseamos ver que lo más bello abunde
para que la belleza en flor no muera,
pues hasta el fruto pródigo sucumbe
y es justo que un retoño lo suceda;
pero en ti mandan tus hermosos ojos
y al ser tú el alimento de tu llama,
siembras el hambre allí, donde hay de todo
y eres tu propia presa maltratada.
Tú que hoy adornas con tu encanto el mundo
y anuncias sin igual la primavera,
mezquinas el vigor de tu capullo
y al no gastar derrochas tus reservas:
Apiádate y no dejes que tu gula
se parta el pan del mundo con la tumba.

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