viernes

Soneto VI




Las horas obsequiosas que tallaron
el rostro que cautiva las miradas
serán las mismas que, como tiranos,
desgracien lo que ahora irradia gracia.
El tiempo inexorable transfigura
el agraciado estío en fiero invierno:
la savia helada, las ramas desnudas,
lo bello bajo nieve, el campo yermo;
si la esencia estival no permanece
prisionera en su cárcel cristalina,
la belleza y su efecto, ambos dos mueren
a un tiempo, sin dejar memoria viva.
Las flores, aunque hibernen, destiladas
no lucen mas conservan la sustancia.


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