sábado

Soneto XLIV




Si en vez de carne yo estuviera hecho
de grácil pensamiento, volaría
allí donde estuvieras al momento
sin que la lejanía me lo impida.
No importaría nada que plantara
mi pie en lo más remoto de la Tierra
pues salta el pensamiento tierra y agua
con sólo imaginar cuál es su meta.
Es cruel no ser, ay, sólo pensamiento
y devorar las leguas hasta hallarte,
mas de agua y tierra soy también, y debo
ir con mi ruego al tiempo y resignarme.
Tan lentos elementos sólo ofrendan
las lágrimas que sellan nuestra infancia.

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