sábado

Soneto XXXIX


¿Qué modo es el mor para cantarte
si tú eres, de mis partes, la mejor?
¿De qué puede servir que yo me alabe,
ya que al cantarte a ti me alabo yo?
Por eso, amor, vivamos divididos,
sin dar a nuestro amor el mismo nombre;
pues sólo al separte de lo mío
podré alabarte como corresponde.
¡Ausencia! Qué tormento tan amargoo
serías sin el dulce pasatiempo
de amar pensando pues amando es cuando
se encantan juntos tiempo y pensamiento.
De ti aprendí a alabar al que no está;
así de donde hay uno, sale un par.


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