sábado

Soneto XXXVI





Por más que nuestros dos amores se unan,
nosotros somos dos, he aceptarlo,
y es justo que las manchas que perduran
recaigan sólo en mí, sin ti a mi lado.
Tenemos dos amores y un respeto,
y aunque la hoja afilada de la insidia
no logre que ese amor pierda su afecto,
le roba dulces horas de delicia.
No temas, ya no te saludarè
si mi llorada culpa te abochorna,
ni tú podrás honrarme y ser cortés
sin exponer tu nombre a la deshonra.
No lo hagas, pues mi amor es tan enorme
que, si eres mío, mío es tu renombre.


Sonetos de Shakespeare © 2008 Template by:
SkinCorner