lunes

Soneto LI

Así, el amor excusa el poco brío
que puso mi montura al alejarnos,
pues hasta que volvamos no hay motivo
para corres y repostar caballos.
Oh, ¿cómo excusará mi bestia entonces
que toda su premura no me valga?
Ya puedo fustigarla que, aunque monte
a lomos de la brisa, no hay yeguada
capaz de ir a la par de mi deseo.
Querrá el dese (que no es carne lerda
sino amor puro) relinchar sin freno;
mas el amor excusará a mi bestia:
Si cuando te dejé no tuvo prisa,
yo la tendré al volver y ella, que elija.


Sonetos de Shakespeare © 2008 Template by:
SkinCorner