viernes

Soneto LXXI

No quiero que, si muero, te conduelas
después de que el tañido destemplado
anuncie al mundo que cambié la brega
del mundo vil por la de los gusanos.
No, ni recuerdes, si oyes este verso,
qué mano lo forjó: mi amor es tal
que pido que me olvides en tus sueños
si, por pensar en mí, te haré penar.
Y si, hay de mí, lo lees cuando forme
un todo con el barro, te suplico
que evites pronunciar mi pobre nombre
y dejes que tu amor muera conmigo:
No vaya a ser que el mundo, si me lloras,
te hiera por mi culpa con su sorna.

.

Sonetos de Shakespeare © 2008 Template by:
SkinCorner