viernes

Soneto IX





¿Acaso el miedo al llanto de una viuda
te hará dilapidar tu vida a solas?
Si mueres sin dejar progenitura
el mundo llorará como una esposa
preñada de viudez y no de vida,
pues tú no dejas huellas al marcharte,
en tanto que otras viudas, cuando miran
los ojos de sus hijos, ven al padre.
Lo que en el mundo gasta un manirroto
va de una mano a otra, no se pierde.
Lo bello, derrochado, dura poco;
no usado, se destruye para siempre.
No late amor al prójimo en el pecho
de quien se impone un crimen tan abyecto.

Sonetos de Shakespeare © 2008 Template by:
SkinCorner